viernes, 12 de febrero de 2010

Mi amiga es anoréxica

“¡Qué delgada, Matilda!”

Septiembre 2008: Los padres de Matilda se habían divorciado hacía unos meses. Su madre alquiló un apartamento en una ciudad pequ
еñita. Todo era nuevo para ellas – la gente, el colegio, la vida en total. Matilda entonces tenía 14 años. Era rubia, de ojos negros como el azabache y tenía una sonrisa preciosa. Era una chica amable y serena, pero todavía no había sobrevivido la separación de sus padres. Tenía estatura de 169 cm y pesaba 53 kg.

Noviembre 2008: Ya habían empezado las clases en el nuevo colegio. Matilda conoció a los chicos y chicas, se divertía con ellos, pero seguía desesperada de lo que había sucedido en su familia. No lo admitía, pero quería que le prestaran más atención, que la notaran, porque en las profundidades de su alma echaba muchísimo de menos a su papá y a la familia que tuvo antes. Decidió que era necesario que adelgazara y empezó a comer solamente comida saludable – verduras y frutas, a veces pescado y a veces pechuga. Todo lo demás era totalmente prohibido. Ya pesaba 50 kg.

Enero 2009: El fin del semester
se acercaba. En general Matilda era muy lista y siempre trataba de sacar las mejores notas posibles. Pero este año las notas no la interesaban de ningún modo. En su mente solo estaba la figura imaginaria de modelo que no la dejaba en paz. Se ponía a menudo ropa ajustada y … un día por fin sucedió lo que ella tanto esperaba. La notaron. Le dijeron: “¡Qué delgada, Matilda!” Pero esto no era suficiente, ¡debía adelgazar aún más! Llegó el día en el que no comió nada. Absolutamente nada. Se sentía perfectamente y pensó que si podía no comer nada un día, podía seguir así el siguiente día. Y el siguiente, y el siguiente.... Pesaba 46 kg.

Marzo 2009: Los profesores,
los compañeros de clase y los amigos de Matilda ya notaban el cambio frapante en su aspecto físico. Estaban preocupados, pero ella los calmaba diciéndo que se sentía bien. Todo seguía como antes – agua, té y frutas (a veces). Pesaba 40 kg.

Mayo 2009: Su madre se había preocupado aún más y un día vino a casa después de trabajo
con un pedazo de pastel con chocolate y crema. Llamó a Matilda y le dijo que hasta que no comiera el pastel, no se iría a dormir. La mamá dijo que si era necesario, se quedaría allí toda la noche. Matilda lloraba a lágrima viva delante del pastel pensando en lo que iba a suceder con su figura. Rogaba a su mamá, pero ella seguía siendo implacable. No podía escoger – comió el pastel y se fue a su cuarto. Se sentía horrible, ya entendía cómo había preocupado a la gente que la amaba. Se odiaba y a la vez se dio cuenta de que tenía que parar a destruirse la vida, pues ¡ solo tenía 14 años! .

...(dentro de unos meses)

...Matilda no se curó enseguida, era un largo proceso de recuperación del estado de ánimo y del estado físico con la ayuda de la familia y de los amigos. Ya no la importan los kilógramos. Disfruta de su vida y de su cuerpo y ...es muy feliz. Por fin.

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